LOS LÍMITES COMO PILARES RELACIONALES

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Psic. Gabriela del Bosque

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¿Te resulta difícil decir no?, ¿tiendes a ceder en discusiones? Probablemente se deba a lo angustiante que puede llegar a ser lidiar con las reacciones de los demás ante situaciones de tensión o conflicto, y decir si puede ser la manera más armoniosa que conocemos de resolver. Sin embargo, al hacerlo así no nos percatamos que estamos ignorando necesidades personales importantes.

Cuando damos poca prioridad a nuestras necesidades afectamos nuestro desarrollo, incluso en algunos casos puede tener un fuerte impacto en nuestro autoconcepto y seguridad personal al relacionarnos. Necesitamos pertenencia, vínculos sólidos, ser recibidos y aceptados por nuestro entorno; y sostener la incomodidad, rechazo o tensiones de quienes nos rodean puede llegar a ser muy intimidante.

Para varios autores, la necesidad de pertenencia es definida como la motivación universal de las personas, lo que implica que necesitamos cocrear interacciones afectivas positivas con los demás. Entonces, ¿es posible encontrar una manera de relacionarnos de tal forma que sean atendidas y cuidadas ambas necesidades, las nuestras y las del otro? Los límites nos ayudan a lograrlo, reflexionemos juntos al respecto. 

Afortunadamente en la actualidad disponemos de diversas fuentes, como podcast o artículos, en donde se hablan sobre la importancia de los límites dentro de las relaciones, ya que nos permiten construir vínculos sanos. De lo que poco se habla es de lo complejo que es lograr que sean bienvenidos y sostenidos de forma mutua en las relaciones interpersonales; revisemos algunos aspectos que pueden ayudar.

Poner límites más que una agresividad es una forma de asertividad

Culturalmente estamos inmersos en una sociedad que considera grosero o incluso egoísta que una persona diga con claridad sus necesidades y solicite que estas sean consideradas como prioritarias. Para movernos de ahí es importante que empecemos a salir del paradigma individualista “o tú o yo” hacia el paradigma relacional del “nosotros”.

En la práctica terapéutica observo cada vez con mayor frecuencia que la mayoría de las personas incluimos las necesidades de los otros dentro de nuestro propio crecimiento, es decir reconocemos instintivamente que estamos íntimamente conectados y que difícilmente podremos lograr nuestro óptimo desarrollo dejando detrás la prosperidad de nuestros afectos significativos.

Así, descubrimos que no estamos desconectados y que a quienes elegimos como parte de nuestro entorno afectivo forman una parte fundamental de nuestro bienestar.

Los seres humanos necesitamos la pertenencia que nos brindan las relaciones interpersonales para sentirnos seguros y abrirnos al mundo. Y no lo haremos si estas relaciones no nos brindan la confianza necesaria para hacerlo. Para ello es preciso que estos vínculos sean construidos desde la asertividad, en donde sean cocreados límites que contengan las cambiantes necesidades de sus integrantes.

Estar en una relación en donde los límites son frágiles o permeables puede generar confusión y malestar emocional en uno o varios de los miembros implicados; y en casos más extremos, se puede caer en abusos verbales, psicológicos, emocionales o físicos.

Por lo que es responsabilidad de quienes estemos dispuestos a movernos hacia el paradigma relacional, edificar nuestro desarrollo desde una mirada integrativa, es decir sin divisiones ni luchas de poder de tipo “o tú o yo” sino desde la consciencia colectiva-relacional del “nosotros”.

Las 4 C´s en la co-construcción de límites relacionales

Conocimiento de sí mismo – Necesitamos comprender nuestro mundo interno, emociones, valores, prioridades, reacciones, mecanismos de defensa, heridas emocionales, etc. para poder decirle al otro con claridad cómo nos impactan sus acciones y juntos construir nuevas posibilidades.  

Capacidad de escucha – Desarrollar la capacidad de abrirnos al mundo interno del otro, incluyendo de igual forma sus emociones, valores, prioridades, etc. Recibir sin juicios su experiencia nos permite tener sincero interés por lo que el otro está manifestando.

Resignificación del Conflicto – Aunque nuestro más noble deseo sea disminuir al máximo los conflictos dentro de una relación, hemos de reconocer que resulta una misión imposible erradicarlos por completo. La complejidad y unicidad humana nos empuja, con la interacción, a enfrentarnos con las diferencias. Sin embargo, cuando comprendemos que a través del desacuerdo también nos encontramos frente a una oportunidad de crecimiento, se abren nuevas posibilidades. Recordemos que el conflicto puede ser una oportunidad para conocerse más a fondo uno al otro, detrás de un desacuerdo en muchas ocasiones se alojan incomodidades que han ido quedando en las sombras en la relación.

Consciencia relacional – Desde el paradigma relacional del “nosotros”, resulta menos complejo aprender a resolver conflictos de forma colectiva; es decir ser un mismo equipo y perseguir un objetivo en común. Una vez que ambas partes han expresado y escuchado sus necesidades, preocupaciones y afectaciones; el reto es ampliar los límites de tolerancia de ambos con la finalidad de descubrir zonas o puntos intermedios en donde se visibilicen nuevas alternativas de solución.     

Los límites por definición son una línea real o imaginaria que separa dos terrenos, países o territorios. En el ámbito de las relaciones humanas, separan dos realidades o experiencias; por lo que si deseamos construir relaciones sanas requerimos ampliar nuestra percepción de la realidad hacia una mirada de realidades múltiples.

Si logramos comprender que el otro tiene necesidades, valores y estructuras -cambiantes y diferentes a las nuestras- y les damos validez dentro de nuestro mundo interno, estamos dando el primer paso para darle la bienvenida y respeto a los límites; entendiendo que lo que es necesario para que el otro se sienta pleno en la relación, también es beneficioso para nuestro propio crecimiento.

Cuando nos unimos en la resolución de conflictos y damos la bienvenida a los límites como una forma de cuidado mutuo, la creatividad humana se vuelve infinita.

Los límites, como las bardas que dividen un patio de otro, sirven para darnos protección, seguridad, estructura necesaria para establecer relaciones; pero no podemos edificar una barda solo de uno de los dos lados del terreno, si hay una barda o límite cumplirá su función inevitablemente en ambos lados. Los limites internos (la autoregulación) y externos están interrelacionados, de tal forma que conocer y respetar nuestros propios límites nos ayuda a regular las interacciones con los demás.

El límite nos indica hasta donde podemos pasar, hasta donde estamos invadiendo las necesidades del otro y nos invita a un encuentro con el otro quien nos puede llegar a transformar y ampliar nuestras fronteras a través del diálogo. De ahí la importancia de que los límites sean adaptativos a las necesidades de la relación.

Se necesitan dos personas para sostener una relación, de igual manera sucede con los límites. Si te encuentras en una relación en donde no son respetados los límites adaptativos, que a la relación y ti les están haciendo falta, a veces lo que toca es poner un límite definitivo; porque amar implica cuidar que el vínculo sea un espacio en donde ambos podamos crecer.

“Cuando el individuo no siente ningún límite entre el mismo y el ambiente que lo rodea, exige similitud y se niega a la tolerancia en las diferencias”.  Fritz Perls

6 respuestas

  1. «Cuando nos unimos en la resolución de conflictos y damos la bienvenida a los límites como una forma de cuidado mutuo, la creatividad humana se vuelve infinita.»

    Ame esta frase, muy inspiradora y esperanzadora.
    gracias!

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