LA INFIDELIDAD: UN DETONADOR QUE ANHELA SER SENTIDO

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Psic. Gabriela del Bosque

Corrección de estilo: Anna Andrade

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La infidelidad cuando hay amor aparece como una forma de poner a la luz aquello que aún no ha sido visto ni escuchado, por uno -o a veces por ninguno- de los miembros de la pareja.

En nuestros primeros años de vida, nuestra identidad es construida como parte de un grupo (un nosotros) y, durante el desarrollo, debemos extraernos de nuestros padres para individualizarnos y consolidar nuestra identidad (ser un yo). En el proceso, contactamos con la soledad; añoramos seguir siendo un nosotros y a la vez intentamos protegernos de ser colonizados.

Así, de la infancia traemos dos miedos elementales: miedo a perdernos a nosotros mismos (el yo) y miedo a perder al otro (el nosotros). Por lo que, en la vida adulta, en ciertos momentos enfrentamos una lucha entre la individualidad y la intimidad.

En la naturaleza de las relaciones de pareja existe la necesidad de individualidad y la de formar comunidad con el otro, pero lo último que necesitamos es que estas necesidades se estorben mutuamente; ¿de cuál de los dos se van a satisfacer las necesidades primero?, ¿podemos integrar estas dos facetas (el yo y el nosotros) en nuestras vidas?

Es aquí donde aparece la sensación de escasez e inician los juegos de poder en la pareja. El amor se convierte en una situación de poder y tiende a polarizar a la pareja, ambos en la pareja experimentan confusión entre ceder o imponer. Como si tuviéramos que dividirnos o fragmentarnos para permanecer.  

Del estira y afloje entre la necesidad de autonomía y el deseo de pertenencia emergen los conflictos. De ahí que sea inevitable que, si hablamos de amor en una relación de pareja, hablamos también de conflicto.

Pequeñas peleas cotidianas se vuelven una batalla y una metáfora que mantiene ocultos temas que son difíciles de platicar. ¿Cuáles son esos temas ocultos?

Generalmente, aquello que es difícil de compartir con el otro es lo que aún no tenemos claro de nosotros mismos. Todo lo de nuestra historia relacional que permanece inconsciente sobre nosotros: heridas primarias, modos de relaciones primarias o familiares, asuntos inconclusos y experiencias pasadas que no han sido integradas como satisfactorias al relacionarnos en pareja. Así como temas de gran contenido de vulnerabilidad como: si nos sentimos apoyados, comprendidos, validados o no, dentro de la actual relación. Esencialmente, si estamos siendo amados de la forma en que lo necesitamos o no.  

La sensación de escasez y los juegos de poder, la incompletud que nos lleva a desear poseer al otro y anhelar ser del otro, la falta de autoconocimiento, las mutuas dificultades para establecer diálogos de crecimiento – los invito a revisar las características de la comunicación afectiva, clara y directa en mi blog titulado Un espacio para dos – y los ideales del amor romántico sobre los que me gustaría profundizar en otra ocasión; son parte de lo que lleva a la pareja a vivir la experiencia de la infidelidad.

¿Qué es la infidelidad?

Las relaciones emocionales e íntimas requieren de un fondo de confianza sólido, las parejas construyen los cimientos de esa confianza estableciendo sus propios límites, acuerdos y significados sobre lo que esperan uno del otro.

La infidelidad es una transgresión silenciosa a estos acuerdos sobre los que se sostiene la confianza. Nace en el ocultamiento, es un detonador que no quiere ser notado pero que anhela ser sentido

Cuando el desamor no ha podido ser expresado o escuchado, la infidelidad es una forma de terminar la relación. De ese tipo de infidelidades no hablaremos hoy ya que en esos casos no hay mucho más que comprender, se trata de una fractura a las bases de la relación que solo tiene la intención de revelar que es tiempo de la separación.

Sin embargo, no siempre es así. La infidelidad también puede emerger en relaciones en donde el amor aún está vivo. Son estos casos en los que representa una oportunidad y una manifestación de las necesidades insatisfechas para ambos en la pareja.

La infidelidad cuando hay amor aparece como una forma de poner a la luz aquello que aún no ha sido visto ni escuchado, por uno -o a veces por ninguno- de los miembros de la pareja.

Desde el paradigma individualista de las relaciones en donde existe un lado bueno y uno malo, uno que falla y otro que es traicionado; quien fue infiel siente una gran culpa y vergüenza frente a su pareja que experimenta decepción, enojo, tristeza y desilusión. Aquí la pareja esta polarizada y atrapada en la dicotomía víctima – victimario.

Es necesario trascender el individualismo y dar un giro relacional para comprender que no hay un lado bueno y uno malo, por motivos distintos en ambos roles hay un gran sufrimiento. Cuando hay amor, el dolor es un sentimiento que se comparte en la infidelidad.

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¿Qué sucede en la infidelidad desde el paradigma relacional?

Ambos, quien fue infiel y quien fue engañado, atravesarán sentimientos como tristeza, confusión, ansiedad por una posible separación, desvalorización, dudas, miedos, vergüenza, y aunque pocas veces sea nombrado ambos se cuestionarán si pudieron haber hecho las cosas de manera diferente, contactando con la culpa.

La pareja experimenta un duelo. ¿Ya no hay lo de antes, qué hay ahora?, ¿ahora qué creo de ti? y ¿qué creo de mí? Pasaremos por desconocer al otro y a nosotros mismos, sintiéndonos extranjeros en nuestro propio mundo.

Parece irremediable restablecer la conexión y la confianza. La ruptura de promesas, la traición, el daño a la autoestima del engañado y al autoconcepto de quien engañó son casi siempre inevitables.

La infidelidad rompe en ambos con algo muy íntimo, mas puede ser que necesitara ser roto para que ambos sean vistos y escuchados en una intimidad más absoluta y develadora. La infidelidad nos desnuda involuntariamente frente al otro generando una atmósfera que, aunque profundamente dolorosa, nos invita a dejarnos ser vistos por el otro sin temor a ser juzgados o lastimados. 

Esta experiencia es una oportunidad para que la comunicación honesta se active. Es tiempo de abrirse al diálogo a través de la comunicación asertiva; expresar y escuchar mutuas incomodidades, anhelos, e insatisfacciones.

Estamos perdiendo la relación que imaginábamos, es una oportunidad para aprender a ver la relación que sí está presente.

¿Nos sentimos solos estando acompañados?, ¿nos sentimos validados y valorados?, ¿hemos mostrado nuestros miedos y anhelos?, ¿valido, valoro y reconozco a mi pareja?

Es ocasión para explorar qué tipo de pareja queremos llegar a ser y desde dónde nos queremos relacionar, desde la confianza o desconfianza.

Revalorizar el rol de la pareja y recuperar las pérdidas de uno mismo. ¿Quiénes estamos siendo en esta pareja?, ¿extrañamos quiénes éramos antes de la relación? O, por el contrario, ¿hemos crecido con la relación?  

Los seres humanos nos convertimos en quienes somos a través de nuestras relaciones, la infidelidad da una coyuntura para que abracemos las mutuas vulnerabilidades y logremos mirarnos como realmente como somos.  

El amor es libertad e intimidad

La primera labor después de una infidelidad si se desea asentar la relación nuevamente sobre la confianza es reconstruir la intimidad, ya que aún después del perdón y la reconciliación, la confianza no emerge por sí misma.

Algunas de las acciones que favorecen la intimidad en la pareja son:

  • Desactivar las políticas de poder, es decir, enfocarse en resolver (paradigma relacional) y no en ganar (paradigma individualista).
  • Conocer sus dinámicas relacionales, crear significados compartidos y conocer lo que forman juntos.
  • Aprender a pedir lo que dejamos de pedir porque creemos que no está disponible. Y aprender a escuchar lo que necesita el otro.
  • Salir de la soledad y reconocer que la experimentamos, es importante mirar en qué temas o formas están solos cada uno.
  • Cuando la infidelidad ha sido del conocimiento de otros, acordar cómo se presentará la pareja ante los demás después de la infidelidad.
  • Atravesar la vergüenza. Sostener mutuamente la experiencia con compasión y amabilidad.

 

Las relaciones de pareja pueden ser un camino de autodescubrimiento e instrumento de desarrollo y crecimiento mutuo, si estamos dispuestos a ello. 

Después de una infidelidad, cuando incluso en el dolor hay amor mutuo, continuar con la intimidad y la confianza rotas es dejar pasar el tiempo para explorar cómo salir fortalecidos de la experiencia. Ése es el verdadero desafío.

Lecturas recomendadas y referentes:

Terrorismo íntimo de Michael Vincent Miller

La infidelidad: un camino a la intimidad ponencia de Arturo Sánchez Palma

 

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